La Ciudad de México está siendo testigo de una creciente polémica: las quejas de ciudadanos extranjeros sobre el aumento de las rentas. Este fenómeno, asociado al término «gentrificación», se está haciendo cada vez más común en áreas como la Roma y Condesa, en la alcaldía Cuauhtémoc.
En las redes sociales, se difunden videos y testimonios que evidencian cómo la presencia de extranjeros ha impactado no solo en la oferta gastronómica y cultural, sino también en el mercado inmobiliario.

Una entrevista realizada por el medio N+ a una mujer española, identificada como América, revela el impacto directo que estas alzas en las rentas tienen en la vida cotidiana. Según América, vivir en la capital mexicana implica una inversión mensual de 75 mil pesos, una cifra notablemente más alta en comparación con los precios de alquiler de hace unos años.
La crisis sanitaria por COVID-19 ha acentuado este fenómeno, especialmente entre los llamados «nómadas digitales», quienes encontraron en la Ciudad de México un lugar atractivo para trabajar y vivir. Sin embargo, el aumento exorbitante en los costos de alquiler, que han pasado de 15 a 20 mil pesos a 80 mil pesos mensuales en algunas zonas, está generando preocupación sobre la accesibilidad y la diversidad socioeconómica en la ciudad.
Este escenario plantea interrogantes sobre la sustentabilidad urbana y la necesidad de políticas que fomenten una convivencia equitativa y diversa en la capital mexicana.



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